
El Sabbat no es gobernado, sino dirigido: hasta el regente y los cardenales cumplen su labor por devoción a la causa. Sin embargo, el liderazgo dentro de la secta es precario. En los escalones superiores los vampiros tienden a perder el contacto con los jóvenes que llevan la lucha nocturna. Entre la masa, las decisiones de un ductus o un sacerdote suelen tener más peso que las de un arzobispo o un obispo de la ciudad. Al final, es este fervoroso apoyo a la causa lo que derrota al Sabbat, ya que la organización endémica de una secta que ha jurado defender la libertad le impide alcanzar éxitos importantes.
A pesar de esta aparente devoción, los miembros de la organización son, ante todo, vampiros. Se trata de criaturas parásitas e inmortales que sufren los mismos miedos que los demás Condenados: cazadores de brijas, Cainitas, misteriosos seres sobrenaturales que aparecen en sus ciudades e incluso mortales que descubren las depredaciones conspiran para terminar con su no-vida, como harían con cualquier otra amenaza. Aunque nunca la llamrían así, los miembros de la Secta apoyan una Mascarada tácita; no son estúpidos, y los líderes saben que no hay modo de triunfar si la organización se colapsa antes de establecer un modo de lograr sus objetivos.
Por tanto, el Sabbat ha creado unos cuantos "cargos" para servir a sus intereses. Estos títulos son artificiales, aunque cualquier vampiro que los obtiene dispone del poder personal o de la influencia necesaria para respaldarlo.
El Regente
El regente del Sabbat supuestamente coordina el plan maestro de la secta a gran escala, del mismo modo que un dictador o un presidente corporativo mortal. Es apoyado por un consistorio de poderosos vampiros, que tiene poca influencia en la secta en general. La actual regente, Melinda Galbraith, es miembro de los Toreador antitribu, y tiene su refugio en Ciudad de Méjico.
Los Cardenales
Los Cardenales supervisan los asuntos en grandes regiones geográficas. Como superiores de los arzobispos, coordinan al Sabbat en sus ciudades y lo dirigen en la gran Yihad.
Los Prisci
Los prisci (singular priscus) son poderoso vampiros del Sabbat de gran edad, seleccionados por el consistorio para unirse a sus filas como consejeros. Los prisci no necesitan ostentar poder temporal, a que no son responsables de mantener la influencia del Sabbat en una ciudad ni deben coordinar asedios u otros esfuerzos militares. Lo que hacen es ofrecer sus conocimientos a los demás miembros de la secta, especialmente al regente, los cardenales los obispos.
Sin embargo, a menudo logran alcanzar una cierta influencia política, normalmente a expensas de aquellos que les fallan. Casi todos pertenecen a los clanes Lasombra, Tzimisce y Toreador antitribu, aunque no existen reglas formales que limiten el acceso. Por supuesto, para convertirse en priscus hay que demostrar que se es de un inmenso valor para la secta; ningún vampiro de menos de 200 años ha logrado nunca este cargo.
Los Arzobispos
Los arzobispos ofician los asuntos nocturnos de cada ciudad, a menudo como el vampiro más poderoso de la zona. Son nombrados por los cardenales de cada región y son responsables de todos los vampiros bajo su mando, así como del mantenimiento de una ciudad en los mejores intereses del Sabbat.
Los Obispos
Si la ciudad no tiene arzobispo, normalmnte dispone de un consejo de entre tres y cinco obispos, dependiendo del tamaño de la misma. Igual que los arzobispos, este consejo es responsable del mantenimiento de la influencia del Sabbat en sus respectivas zonas, así como del crecimiento espiritual de sus subordinados.
Los Ducti
Los ducti (singular ductus), líderes de las manadas, se encargan de las operaciones de los vampiros a su cargo. Como la mayoría de estos grupos está formada por entre tres y siete vampiros, el cargo recuerda al del líder de una banda o al de jefe de una pequeña tribu.
Los Sacerdotes de Manada
Los sacerdotes son responsables del bienestar espiritual de las manadas. La mayoría es Tzimisce, pero cualquier clan puede alcanzar el puesto con la instrucción apropiada. Es el segundo al mando tras el ductus, y oficia todos los ritae observados por el grupo, creando a menudo algunos específicos.
Los Templarios
También conocidos como paladines, estos vampros son una fuerza de guardaespaldas de élite nomrados por un obispo o por un líder superior. Sirven en diversos cometidos, siempre militares. Tienen prohibida su entrada en la Mano Negra, ya que se puede crear un indeseable conflicto de intereses. Algunos se refieren a ellos como sabuesos de la sangre o botones.
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