El horizonte de Montreal está dominado por una gran cruz luminiscente, testamento encendido de la fundación religiosa de la urbe. La cruz original fue colocada en Mont Royal durante la Epifanía (6 de Enero) de 1612, por Paul de Chomedey de Maisonneuve, uno de los líderes de la colonia de Ville-Marie, que ascendió hasta la cima llevando la cruz sobre sus hombros, en agradecimiento a Dios por salvar el asentamiento de la inundación ocurrida el reciente día de Navidad. Conflictos subsecuentes con los indios Hoqueses hicieron difícil el mantenimiento de la cruz, que fue finalmente recolocada durante un periodo de paz en 1642. El día de Navidad de 1924 fue sustituida por otra, forjada en hierro y con luces eléctricas blancas, que aún brilla sobre la urbe. Las luces se cambian por otras moradas a la muerte de un papa o un rey, y por unas amarillas tras una coronación.
El monumento actual tiene poco efecto sobre los vampiros (aunque en su etapa violeta irradia un aura de fe moderada). Los Cainitas más viejos saben, sin embargo, que la antigua cruz se hundió en el interior de la montaña y a veces se descubren fragmentos marcados con símbolos arcanos y corren rumores de que estos artefactos tienen el poder de a poderosos vampiros e iluminar a aquéllos más estúpidos.
